Descubriendo el Ají de Gallina

El Ají de Gallina tiene sus raíces en la fusión de sabores que caracteriza a la cocina peruana. Se dice que surgió en los hogares limeños durante el periodo virreinal, adaptando ingredientes locales como el ají amarillo y el pollo a técnicas traídas por los colonizadores españoles.

Para preparar Ají de Gallina, se cocina el pollo en una salsa espesa y cremosa, hecha a base de ají amarillo, pan remojado en leche, nueces u otros frutos secos, y queso fresco. Esta mezcla se sazona con especias como ajo, cebolla y comino, creando un equilibrio único entre lo picante y lo cremoso.

Este plato no solo es apreciado por su sabor delicioso, sino también por su papel en la cultura peruana. Es servido tradicionalmente con arroz blanco, papas cocidas, aceitunas y huevo duro, convirtiéndolo en un festín de sabores y texturas que representa la diversidad de ingredientes del Perú.

A lo largo de los años, el Ají de Gallina ha ganado popularidad no solo en Perú, sino también internacionalmente. Cada región tiene su propia variante, algunas más picantes que otras, pero todas mantienen la esencia de la receta original adaptada a los gustos locales.